Por Eduardo Ebensperger.
No quedan dudas de que el mundo cambió. Cambiaron los equilibrios de poder y cambió nuestra forma de relacionarnos. Eso supone que todos, incluyendo a autoridades políticas, empresas privadas y ciudadanos, debemos ponernos a tono frente a esa realidad. Los jóvenes ya no valoran la estabilidad como un fin en sí mismo, y no aspiran a ser empleados de una buena empresa durante toda su vida profesional, como ocurría antes.
Cada vez más personas deciden tomar el destino con sus propias manos y se atreven a innovar, a crear, a construir… En definitiva, a emprender.
Como banco, apoyamos con mucha fuerza el fomento al emprendimiento. Creemos que el mejor aporte que podemos hacer en este sentido es promover y difundir la educación financiera, que es la primera necesidad de alguien que quiere tomar un camino propio en los negocios.
Además, organizamos el Segundo Concurso Nacional Desafío Emprendedor junto a Desafío Levantemos Chile, que convocó a más de 23.000 participantes en todo Chile. De ellos, fueron seleccionados 300 concursantes que recibieron capacitación y pudieron mostrar sus productos en ferias regionales.
Sabemos que todavía falta mucho para que otros nuevos emprendedores tengan las condiciones ideales para atreverse a serlo, dando un paso que involucra riesgos y sacrificios, pero desde el Banco de Chile sentimos que estamos aportando nuestro grano de arena para crear un mejor ecosistema para ellos, que debe incluir no sólo a los bancos, sino que también al Estado, a los reguladores, a los gremios, las universidades y la sociedad en general.