El Fondo Esperanza es la comunidad de emprendimiento solidario más grande del país. De los más de 110.000 emprendedores que forman parte de esta instancia entre Arica y Chiloé, más de 90.000 son mujeres (82%).
Desde hace casi dos décadas, hijas, hermanas, madres y abuelas decidieron contar con un trabajo independiente por distintos motivos: más tiempo para la crianza de sus niños, darles una mejor educación o manejar su propio dinero, entre otros.
Parte importante de la reducción de la desigualdad que les afecta, se logra mejorando sus condiciones para emprender y trabajar por cuenta propia. Por este motivo, su empoderamiento, es parte fundamental del desarrollo social que cumple el fondo.
La instancia entiende que cuando se apoya a las mujeres, a través de metodologías adecuadas a sus realidades, ellas crecen.
En el caso del Fondo Esperanza, de hecho, al cabo de un año y medio de participación las personas mejoran en 24% -en promedio- el desarrollo de sus negocios, su bienestar familiar, empoderamiento y su capital social.
Las ventas se incrementan en un 60% y sus ganancias en un 86%; mientras que su ingreso per cápita aumenta un 50% en promedio y en un 24% lo hace la capacidad de ahorro.
Mario Pavón, gerente general del fondo, explica que -de acuerdo a la última encuesta Casen- el 49% de los hogares en situación de pobreza en Chile tiene jefatura femenina, situación en a que ellas deben cumplir múltiples roles, más allá de los que ya tienen en nuestra sociedad.
“No podemos olvidarlas, debemos reconocerlas, verlas. Tener políticas públicas que se hagan cargo de esta realidad, que fomenten su incorporación al mundo laboral, al mundo del emprendimiento”, destaca el ejecutivo.
De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), indica que uno de los grandes desafíos de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” es la creación de más y mejores empleos para las mujeres, la protección social y reducir las tareas domésticas no remuneradas.
Fuente: innovacion