Por Ángel Morales. Nuestro país debe generar los empleos y oportunidades para ese capital humano altamente capacitado que retorna al país, y que sería un aporte valiosísimo para el desarrollo del emprendimiento y la innovación.
Es de conocimiento general el gran avance que se ha hecho en Chile en materias de emprendimiento e innovación. Sin embargo, los pilares del ecosistema no son lo suficientemente robustos como para pensar en avanzar hacia nuevos estadios de desarrollo. Esta realidad, que se hace evidente cuando analizamos la paupérrima inversión que se realiza en I+D como porcentaje del PIB en nuestro país (la que alcanza el 0,39%), donde ocupamos el triste récord de ser los más bajos en los países miembros de la OCDE. ¿Cuáles son los desafíos para la innovación y el emprendimiento en el año que se inicia? Sin duda que la inversión en I+D debería encabezar la lista de prioridades del próximo Gobierno.
En mi visión, uno de los puntos importantes que debemos considerar como país es que exista -además de la intención política de hacer crecer este ítem- una estrategia clara respecto a cómo focalizar dicha inversión. Con esto me refiero a que es necesario entender que no tiene sentido invertir por cumplir estándares OCDE, sino que es importante tener una estrategia de desarrollo que nos permita enfocar los recursos en las áreas donde Chile pueda obtener una posición relevante en los mercados globales. ¿Minería, energía y agricultura?, por supuesto. Pero también espacios donde existan necesidades más allá de la experticia local, y las cuales Chile pueda ofrecer soluciones de clase mundial, de manera que los emprendedores nacionales sean capaces también de exportar productos, servicios y conocimientos a gran escala.
Por otra parte, y tan importante como enfocar los esfuerzos de inversión, es también considerar la focalización del actual capital humano avanzado que existe en Chile. Becas Chile, por ejemplo, se encuentra en un proceso de revisión para redireccionar esfuerzos, dado que hoy muchos doctorados al retornar a nuestro país no tienen donde trabajar. Una encuesta de ANIP muestra que 12% de los retornados está desempleado, cifra mayor al porcentaje nacional. Un problema mayor es enfrentar la cifra de los que sí han logrado insertarse laboralmente, ya que 50% de ellos lo hace bajo condiciones contractuales precarias.
Nuestro país debe generar los empleos y oportunidades para ese capital humano altamente capacitado que retorna al país, y que sería un aporte valiosísimo para el desarrollo del emprendimiento y la innovación. Para esto es necesario desarrollar sectores industriales adyacentes y hacerlos lo suficientemente robustos como para que estos profesionales desplieguen su talento en forma productiva, y los emprendedores puedan, a su vez, escalar sus proyectos al mundo apoyándose en el conocimiento desarrollado en estos potenciales nuevos sectores industriales.
Chile tiene talento y hambre para dar el salto que todos esperamos que ocurra, pero falta una definición clara y la estrategia para poder encauzar los esfuerzos necesarios para lograrlo. La formación de capital humano avanzado, el desarrollo de industrias complementarias y la atracción de capital financiero de riesgo son algunos de los principales drivers que podrían hacer de Chile un buen lugar para “doblar la curva” de crecimiento y desarrollo humano.
*El autor es gerente de Operaciones de UDD Ventures.
15/02/2018
Fuente: pulso